Están fabricados a mano siguiendo métodos tradicionales y equipados con bancos de madera, faroles y detalles decorativos. Navegar en estos barcos no es solo un paseo, sino un viaje en el tiempo.
Las Venecias de Praga preservan de esta manera el patrimonio histórico de la ciudad y permiten a los visitantes experimentar la atmósfera que vivían los habitantes de Praga hace más de cien años. Gracias a la tranquila travesía por la superficie del agua, el aroma de la madera y el sonido de las olas, tanto los turistas como los locales se enamorarán de esta experiencia